Lo más reciente

Cuatro gadgets imprescindibles para el vehículo

Hay cuatro gadgets que todos los que conducimos deberíamos llevar en el vehículo para solucionar problemas que nos podrían arruinar un viaje. De esos problemas que a mitad del camino o te obligan a regresar o a gastarte un montón de dinero si quieres continuar el viaje.

Los gadgets están relacionados con tres elementos que causan la mayor parte de los fallos en ruta : la batería, el parabrisas y las ruedas.

Arrancadores (Jump Starter)


Pulsar para ver más detalles

Ya sabemos cómo se las gastan las baterías sin mantenimiento que equipan la mayoría de los automóviles actuales. Un día, de repente, se mueren sin remedio. Suele ocurrir cuando cumplen 5 añitos así que hay que llevar la cuenta con sumo cuidado como si fuera nuestra hija pequeña. Antes de esa muerte anunciada, provocada por la obsolescencia que se le inoculó en el momento de ser construida, nos puede dar algunos sustos. Suele ocurrir cuando ya está cercana la fecha de caducidad pero también puede suceder cuando el vehículo lleva bastante tiempo detenido (¿quién no tuvo que cambiar una batería durante el tiempo de confinamiento provocado por la pandemia del coronavirus?). 

Otras veces hemos abusado del uso de las luces con el coche detenido o con algún aparato conectado a la toma del corriente de 12 voltios interna.

De repente ya no arranca a la primera y debemos darle dos y hasta tres veces a la llave de contacto. Se encienden las luces del tablero pero se nota que el motor de arranque no tiene la suficiente potencia para encender el motor de combustión. Lo peor es que te ocurra cuando estás detenido en un semáforo, con una caravana detrás tuyo de gente impaciente o en la estación de servicio de la carretera donde te habías detenido a repostar.

En estos casos antiguamente lo mejor era disponer de unos cables de carga y la colaboración de otro amable conductor que se prestara a conectarlos en su batería. Con esta pequeña ayuda era suficiente para arrancar el motor y a partir de ahí se empezaba a generar la corriente que le faltaba a nuestra batería (siempre y cuando el fallo hubiera sido puntual y no su fallecimiento en toda regla). Un vehículo puede circular cierta distancia con una batería defectuosa si ha sido arrancado externamente pero pronto se evidenciará que los instrumentos del panel de control comienzan a fallar porque la alimentación que reciben directamente del alternador del motor no es suficiente para toda la electrónica que portan.

El problema de los cables es 1) que los lleves (no son obligatorios y muchos conductores no cuentan con ellos), 2) que encuentres a alguien que se preste a ayudarte (es una época egoista, qué se le va a hacer, y mis voltios son mis voltios) y 3) un error en la conexión puede provocar no ya un cortocircuito, si no incluso un grave daño - con explosión incluida - en ambos vehículos.

Si por cualquier razón has descartado llamar al servicio en carretera o eres de los que prefieres solucionar los problemas por ti solo, lo mejor es disponer de un Jump Starter. Los Jump Starter o arrancadores son pequeñas baterías capaces de proporcionar como mínimo unos 12000 mAh (es decir, 12000 miliamperios por hora). Para que os hagáis una idea, una batería externa (power pack) para móvil, de las más pequeñas que existen, puede proporcionar unos 2000 mAh. Esta carga, se supone, es capaz de reponer toda la carga del móvil para una duración de unas 24 horas (todo dicho a muy groso modo). Es decir, 12000 mAh equivaldría a 6 cargas de un smartphone cualquiera. Con esta capacidad y un par de pinzas que incorpora se puede conectar a cualquier batería de coche de tamaño medio o pequeño. Una vez conectado hay que darle a la llave de contacto y esperar que sea suficiente para arrancar el motor.

No todos los Jump Starter sirven para todos los vehículos. La mayoría de los que se pueden comprar están destinados para baterías de 12 voltios como la que llevan los turismos normales. Los utilitarios pequeños y medios - con reservas estos últimos - pueden arrancar con 12000 mAh pero si el coche es medio-grande o de gran potencia, mejor elegir uno de 20000 mAh o incluso mayor. La mayoría de los fabricantes de Jump Starter suelen indicar hasta que capacidad de motor pueden funcionar (lo indican en litros) así que debes conocer un poco tu coche para elegir el modelo que te corresponde.

Una de las grandes ventajas de los Jump Starter es que suelen ir protegidos contra errores de polaridad en la conexión, con lo que te evitas sustos que pueden ser muy gordos e incluso fatales. Poca broma, la batería de un coche es una bomba en potencia.

Como el Jump Starter no tiene un uso continuado y no deja de ser una batería portátil, los fabricantes les suele dar otros posibles usos disponiendo conectores adicionales para que puedas cargar el móvil, el portátil e incluso incorporan linterna y hasta compresor para inflar las ruedas.

Lo que mucha gente olvida - literalmente, lo dejan en el maletero y si acaso lo usan vuelve al mismo sin más  - es que se debe cargar de forma regular. Esto es ineludible tras haberlo empleado pero también si han pasado tres o cuatro meses desde la última carga porque hay pequeñas corriente de fuga intrínsecas que deben compensarse.

El precio varía con la capacidad, oscilando entre los 50 y los 150 euros.

Es un buen accesorio para llevar en el coche y especialmente indicado para todos aquellos que hagan uso intensivo del vehículo y aún más si conducen por zonas de climatología adversa (o si te pilla una borrasca tipo Filomena, algo posible en cualquier punto de nuestra geografía donde te halles).

El parabrisas

Pulsar para ver más detalles


Te cruzas con un camión cargado de gravilla o un vehículo impulsa con sus ruedas hacia atrás una pequeña piedrecita que impacta contra tu parabrisas ya la tenemos liada.

En el peor de los casos el impacto va a hacer que el cristal salte por los aires o se fracture imposibilitando la visión. En estos casos hay que detenerse de inmediato y llamar a la asistencia en carretera puesto que la conducción es imposible.

En otros casos se forma un punto de impacto de donde parte fracturas que parecen avanzar a medida que continuamos la circulación. Incluso en el caso de que el impacto parezca limpio lo más probable es que con el paso del tiempo el vidrio se empiece a fracturar pudiendo llegar el caso de que todo el parabrisas colapse.

Antes de que eso ocurra podemos aplicar algunas soluciones que evitarán problemas en nuestro viaje. El más casero consiste en aplicar esmalte de uñas transparente. Se supone que el mismo penetra en la grieta y detiene el avance de la misma. Esta solución requiere de un producto que no solemos llevar encima - la mayoría de los esmaltes de uñas colorean, con lo que generarían una zona ciega en el parabrisas dependiendo de si se hallan en la zona de visión directa del conductor - y por otro lado la composición no es la necesaria para detener la continuidad de la fractura.

Afortunadamente existen kits de reparación que inyectan una solución de resina que imita con bastante fidelidad la composición del vidrio. Con este kit podemos reparar el parabrisas tanto en ruta, deteniéndonos en cualquier zona de descanso o área de servicio, e incluso de forma bastante definitiva si por cualquier razón "monetaria" no contamos con la posibilidad de hacer el cambio.

Estos kits de reparación cuestan este 10 y 50 euros, mucho menos que el coste del parabrisas si tuviéramos que sufragarlo de nuestros bolsillos (otra cosa es si lo cubre el seguro, aunque desde luego tendríamos una penalización en el pago de la póliza).

Las ruedas

1) Kit de reparación de ruedas

Pulsar para ver más información

Un clavo o tachuela que por alguna razón estaba en el asfalto y ya tenemos una dichosa rueda pinchada. En la mayoría de vehículo supone el engorro de sacar la rueda de repuesto - enterrada, eso sí, bajo un millón de cachivaches inútiles que llevamos en el maletero - y hacer el esfuerzo de aflojar los tornillos, colocar la nueva, apretar de nuevo...

Esto, que se dice fácil, no lo es tanto si posees un coche  de esos que ya ni incorporan rueda de recambio porque el fabricante dice que no cabe o no mola. O si estás enmedio de un aguacero o en una carretera sin arcén donde el peligro es más que evidente.

Para estos casos existen kits que libran de lo peor incluso a vehículos que incorporan la rueda de recambio (por aquello de no mojarse o perder el tiempo cambiando la rueda). 

Se suelen componer de un producto sellante que introduce por la válvula de inflado. Para que el sellante alcance la zona del pinchazo se recomienda que muevas un poco el vehículo de manera que con ese breve rodaje se distribuya por todo el interior. Naturalmente antes hay que retirar el objeto que había provocado el pinchazo, si aún permanecía adherido. Hay veces que el pinchazo venía provocado por un clavo fino, por lo que el sellante lo reparará sin problemas. Pero en otras ocasiones puede ser un tornillo grueso y el agujero que quede al extraerlo puede ser importante, por lo que se recomienda embutir algún tipo de plástico para que el sellante no escape por el mismo. Conviene además llevar una alicate porque algunos objetos son difíciles de extraer.

Una vez tenemos la cámara del neumático sellado es hora de inflar de nuevo la rueda. Si no disponemos de una gasolinera cercana o la rueda, por su estado, no puede rodar hasta alcanzar una, deberemos inflarla in situ. Para ello algunos kits incorporan un compresor que conectado al encendedor del vehículo nos permitirá el inflado.

¿Cuánto se puede circular así? Depende. Si el agujero es pequeño y tras circular varios kilómetros la presión se mantiene es posible que podamos completar el viaje sin problemas. Si la rotura es grande y notamos pérdida de presión, lo justo para alcanzar un taller. 

Naturalmente, los kits que poseen compresor pueden emplearse simplemente para controlar la presión de los neumáticos de forma regular, con lo que la inversión se amortiza rápidamente.

El coste de estos kits oscila entre los 40 y 70 euros.

2) Cadenas de nieve textiles

Pulsar para ver más información

Nos pilla una borrasca con nieve en medio de la ciudad y la única solución es dejar el coche medio aparcado y salir como podamos de la situación. Poca gente que no circula por puertos de montaña o zonas de climatología adversa suele llevar cadenas y menos hace el cambio de ruedas de verano por las de invierno. Y aunque lleven cadenas, ponerlas es complicado hasta para gente experta.

Una gran solución la proporcionan las cadena de nieve textiles. Son fáciles de poner, ocupan poco espacio en el maletero y tienen una respuesta de adherencia incluso superior a las cadenas convencionales.

Por un precio de unos 100 euros merece la pena llevarlas para no quedarte tirado en medio del temporal o tener que darte media vuelta así caigan cuatro copos de nieve.



No hay comentarios