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Inundaciones de aparcamientos subterráneos (prevención y soluciones)

En zonas con alto riesgo de inundación los aparcamientos subterráneos poseen un alto porcentaje de probabilidad de sufrir las consecuencias más graves. En el mejor de los casos se cubre el suelo de los mismos con  una lámina de agua de escasa altura y en el peor puede quedar completamente sumergido, literalmente hasta el techo,  con lo que será  imposible acceder a los vehículos. Esto supone un evidente problema en cuanto a la inutilización de la instalación y los vehículos allí aparcados, pero además puede tener una consecuencia mucho peor que a primera vista, sin ser un experto, cuesta de imaginar.

La inundación puede ser debida a una lluvia torrencial, a un río o lago que se ha desbordado, pero también a un aumento del nivel de la capa freática o por rotura de grandes tuberías en las proximidades del parking. En las zonas de costa las inundaciones también pueden proceder de oleajes provocados por eventos ciclónicos o por mareas de grandes dimensiones. Naturalmente un tsunami, es decir, una gran ola generada por un maremoto, también provoca inundaciones pero en ese caso poco o nada podemos hacer para evitar el impacto del agua. No es lo mismo una ola de grandes dimensiones que una ola con forma de escalón que lleva tras de si la fuerza de millones de metros cúbicos de agua. Se podría decir que en caso de maremoto, el menor problema va a ser la "inundación".


En el caso de inundaciones por desbordamiento de ríos, rotura de grandes tuberías o por lluvias torrenciales el agua suele entrar a través de la puerta batiente, que en edificios comunitarios puede tener hasta 6 metros de ancho. No hace falta ni siquiera que esté abierta. El líquido entra por las aberturas laterales de la puerta, por las rejillas de ventilación o el hueco de la escalera comunitaria, e incluso el impacto de la riada puede llegar a reventar la puerta si la golpea con suficiente fuerza, con lo que accede a las plantas en modo “catarata” al no existir ningún obstáculo que se le oponga. En este último caso la inundación "hasta el techo" puede darse en cuestión de minutos si hay agua suficiente para ello.

No obstante el agua también puede entrar sin que medie una lluvia torrencial. Dada la profundidad de la obra necesaria para construir un parking de varias alturas,  a veces un cambio en la capa freática puede situar el nivel de la misma en el mismo plano horizontal de una de las plantas. El resultado es que se inunda con mayor o menor rapidez, dejándolas inutilizadas. No es un caso excesivamente extraño y cualquier constructor puede recordar algún túnel u obra que no se pudo siquiera finalizar por una causa parecida. 

Una inundación provoca un impacto físico nada desdeñable sobre las edificaciones. En primer lugar diversos elementos de las mismas pueden verse arrancados de cuajo o directamente disueltos por la fuerza del agua. En caso de no reponerse pueden aparecer grietas u oxidarse. Si el agua penetra en los pilares de hormigón y oxida el esqueleto metálico de los mismos estamos hablando de un problema que puede ser muy serio.

El agua que inunda y rodea al edificio genera fuerzas hidrostáticas laterales que serán mayores cuanto más altura alcance. También el suelo, al empaparse de agua, ejerce una fuerza ascendente del edificio, de tal manera que desestabiliza la construcción. Pueden aparecer grietas y otros problemas incluso en plantas muy alejadas del nivel del suelo. En el peor de los casos puede suceder que el edificio se derrumbe incluso días después de haber finalizado el episodio de lluvias. En otros casos las grietas condenarán al mismo a una demolición más o menos lejana en el tiempo.

En pleno auge de la riada la fuerza ejercida por el agua sobre cualquier construcción es muy elevada. Por poner un símil, es parecido a recibir un golpe de un camión gigantesco. Si el edificio sufría de patologías previas o fue construido con materiales de baja calidad o sobre suelo inestable se puede llegar a desmoronar con suma facilidad.

Así que si piensas que cuando el agua haya sido achicada todo volverá a la normalidad y te podrás olvidar estás muy equivocado.

Debido al impacto físico de la inundación – evidentemente también a las necesarias condiciones de habitabilidad para las personas que viven en el inmueble – es indispensable desalojar el agua a la mayor velocidad posible. Cuanto más tiempo permanezca la misma en el interior o rodeando el edificio, peores consecuencias tendrá para el mismo. Pero no se puede retirar el agua de cualquier manera, sobretodo cuando se acumula en grandes cantidades en sótanos o aparcamientos subterráneos.

Si achicamos el agua del interior mientras en el exterior sigue habiendo una buena cantidad de ella, ésta ejercerá presión hacia el interior del inmueble. Si dejamos el agua en interior mientras el exterior ya ha recuperado la normalidad, la presión ejercida será a la inversa. En ambos casos se ejerce un esfuerzo considerable sobre la estructura que puede llegar a debilitarse.

Si el agua ya ha entrado, mala suerte, pero si podemos evitarlo será infinitamente mejor para la construcción en general, no solo para el aparcamiento. 

Barrera anti inundación en un aparcamiento de casa unifamiliar
a nivel de calle

Una solución previa consistiría en disponer barreras anti inundaciones extensibles y desmontables que puedan instalarse rápidamente en caso de una crecida repentina. Existen barreras de varios tipos, aplicables tanto a puertas de garaje como a puertas convencionales y ventanas. 

Constan de un par de placas deslizantes de una longitud variable para que puedan acoplarse a varias anchuras de puerta. La altura de las mismas oscila entre medio metro y un metro. Se colocan delante de la puerta, a nivel de suelo, y se extienden hasta tocar ambos lados del dintel. Por medio de una llave se aprietan hasta cerrar casi herméticamente la puerta, al menos hasta la altura reseñada. Obviamente cuando se coloca una de estas barreras ya no es posible ni entrar ni salir del aparcamiento mientras dure la inundación.

Sacos especiales anti inundaciones. Se utilizan para sujetar plásticos
que evitan la entrada de agua por las hendiduras de la puerta.

Otra forma más básica y barata de proteger la entrada consiste en disponer una lámina plástica que cierre las aberturas, fijándolas por medio de sacos terreros. Respecto a las anteriores tienen un problema y es que una riada puede arrastrar casi cualquier cosa, sacos incluidos.

Así que estos sistemas son óptimos para inundaciones medias pero, no nos engañemos, para las de tipo catastrófico no van a demostrar ninguna eficacia. Y cuando decimos catastróficas nos referimos a aquellas por encima de medio metro y que discurren con una considerable fuerza de arrastre, capaces de derribar a una persona de tamaño medio.

Por otro lado hay temas que parecen menores pero en realidad no lo son. ¿Cuándo colocamos dichas barreras? ¿Están todos los vecinos en el edificio o debemos esperar a colocarlas cuando todos hayan regresado del trabajo? ¿Quién las coloca?  En realidad son de más fácil aplicación en viviendas individuales o locales, tiendas etc donde las decisiones las toma una sola familia o la gerencia que en edificios de apartamentos donde costará de tomar la decisión de sellado y además es difícil encontrar a alguien que la lleve a cabo.

Otra manera de proteger los garajes consiste en disponer de una o varias bombas de achique que se accionen cuando detecten agua (o de forma manual, algo menos aconsejable).

Bomba de achique sumergible en
un registro

Estas bombas de achique son muy comunes en los barcos para secar las sentinas y también en sótanos de muchos países afectados por las lluvias o el nivel de la capa freática.  

Las hay de muchos tipos, dependiendo de la cantidad de litros que pueden desalojar por minuto, del modo de accionarse y del tamaño de partícula que permita pasar a su través.

Una bomba capaz de achicar 12.000 litros  a la hora a una altura máxima de 8 metros puede tener un coste base de 200 euros. Como es lógico su uso no tiene mucho sentido mientras el agua desalojada no pueda ser absorbida por la red de alcantarillado.

Con la bomba anteriormente descrita, un parking de tamaño mediano con un volumen de 4000 m³ tardaría 14 días es desaguar completamente. Si queremos acortar el tiempo deberíamos emplear bombas mucho más potentes o un conjunto de varias de tamaño medio, lo cual además aporta cierta redundancia por si alguna de ellas falla.

Hay muchos modelos de bombas sumergibles, las cuales funcionarían sin problemas aunque se encontraran muchos metros bajo el agua. Es importante indicar que muchas de ellas funcionan en cuanto detectan líquido, por lo que no se requiere que nadie las acciones, siendo efectivas desde el primer minuto en que se inicia la inundación. No obstante hay que tener en cuenta que si la inundación arrastra lodo - muy habitual en el caso de desbordamiento de un río - y la bomba no puede manejar el grosor de la partícula, es muy probable que se bloquee. Ojo con este dato que muchos ignoran al instalar una bomba de achique en sótanos y garajes.

Otra acción a llevar a cabo, si nos da tiempo a ello, es retirar los vehículos aparcados llevándolos a una zona elevada de la población. Mucha prudencia al hacer tal cosa y solo si se han anunciado las lluvias torrenciales con suficiente antelación. El coste de la pérdida de un vehículo no tiene parangón con la pérdida de una vida humana, así que nada de cometer acciones arriesgadas e insensatas.

Revisaremos además los elementos de desagüe habituales del aparcamiento, comprobando que están libres de elementos que los obstruyan. Si tales desagües se convierten en caso de inundación en "fuentes" de las que mana el agua a borbotones, siendo un punto importante de entrada de agua, deberemos instalar en la canalización de salida una válvula antiretorno para que así la próxima vez no ocurra lo mismo.

Si hemos tenido la mala suerte de que nuestro aparcamiento se ha inundado, trataremos de evacuar el agua, el lodo y los coches afectados en el menor tiempo posible. Cuanto más tardemos, peor para la estructura del edificio. Se puede hacer por medio de bombas o contratando empresas especializadas en estos menesteres, lo que lleve menos tiempo.

También deberemos considerar que es muy improbable que se seque del todo en un corto plazo de tiempo. Allí no entra ni el aire ni el sol, por lo que se favorecerá la aparición de moho y humedades persistentes, pudiéndose generar humedades y daños de reparación muy costosa.

Una opción a considerar consiste en introducir un gran secador industrial de pintura. Se trata de un gran ventilador que bombea aire caliente, de un tamaño considerable,  y que generalmente se emplea para secar la pintura de naves industriales en un tiempo récord. En este caso secaremos al máximo y tras ello consideraremos dar una mano de pintura y reparar desconchados u otras imperfecciones causadas por el agua y que pudieran haber dejado al descubierto zonas sensibles de la construcción.

Finalmente, hechas las reparaciones, es imprescindible solicitar el peritaje del edificio a un arquitecto en todos los casos pero muy especialmente si se aprecian anomalías de nueva aparición como grietas, puertas que no se mojaron con la inundación y que ahora cuestan más de encajar en el marco que antes o cualquier otra alteración que os llame la atención. Esto no se suele hacer, dejándose la evaluación del edificio en el momento en que pasa la inspección obligatoria - tal vez años después de la inundación - lo cual es una imprudencia a evitar.

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