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Abrir candados (que sean tuyos, claro)


Los candados no difieren de las cerraduras convencionales, así que lo que se va a explicar es también de aplicación para las mismas. La única diferencia es que un candado es bastante más fácil de abrir que una cerradura convencional.

Los candados se emplean para asegurar taquillas, puertas de trasteros y en general allá donde se requiera asegurar una protección a una propiedad que por alguna razón no cuenta con una cerradura convencional, ya sea porque el propietario cambia frecuentemente (pensemos en las taquillas de un gimnasio o trastero) o porque la puerta es tan endeble que instalar una cerradura sería una pérdida de dinero ya que al ladrón le sería más fácil derribar la misma que intentar la apertura del dispositivo.

Las cerraduras y los candados funcionan en base a un sistema que cuenta con más de tres mil años de antigüedad. Se sabe de la existencia de cerraduras en el antiguo Egipto así como de un buen número de ellos se han conservado de Grecia y sobre todo la antigua Roma. En aquella época eran cerraduras y llaves de madera que más tarde fueron recreadas y mejoradas en diversos metales. De hecho al principio las llaves eran más un asunto del carpintero que del herrero.


Una cerradura actual consiste en una serie de pernos que se encuentran encajados en unas ranuras gracias a la fuerza que ejercen una serie de muelles. Cada uno de ellos posee una longitud diferente. En la imagen de abajo, el número (1) correspondería a los muelles y el (2) a los pernos. Dichos pernos están divididos de manera que solo cuando se encuentren alineados permitirán el giro de la cerradura. Para conseguir esta alineación se necesita que la llave (3) nivele los pernos y por eso la forma que presenta compensa la diferente longitud de los mismos. Una vez que la llave ha entrado y alineado los pernos con precisión, la llave girará liberando el mecanismo de bloqueo. En la imagen que se presenta la llave no es la adecuada y por tanto la alineación no es la correcta, impidiendo el giro y la apertura. En el vídeo de abajo se puede ver de una forma mucho más gráfica.

Hay muchas maneras de abrir una cerradura, la mayoría de ellas empleados por amigos de lo ajeno. Las diferentes técnicas se llaman "resbalón", "bumping", "topolino", algunas de las cuales destruyen la cerradura mientras que otras la abren sin causar daño alguno.

Los candados son similares en todo lo visto hasta ahora solo que cuando se consigue el giro lo que ocurre es que se libera el mecanismo que cerraba el gancho. Este gancho es la "debilidad" del candado - basta con romperlo para acceder a aquello que custodiaba - aunque hay métodos que consiguen abrirlo sin causarle daño alguno.

El por qué querríamos abrir un candado de nuestra propiedad es fácil de deducir. O bien hemos perdido la llave u olvidado el código si optamos por adquirir un candado de combinación. Se calcula que entre el 10 y el 20% de los candados acaban siendo reemplazados por la simple pérdida de las llaves.

Método 1, destruyes el candado :

En alguno candados, especialmente si han sido cubiertos con algún tipo de barniz, es fácil que esta cobertura oculte el acceso a los pernos. Se encontrarán en uno de los laterales estrechos y para visualizarlos deberemos rascar la pintura hasta que aparezca entre 4 y 5 círculos que corresponden a las tapas de los pernos. Dichas tapas metálicas se han introducido a presión y es bastante improbable que se puedan extraer.

Para retirarlos debemos usar el método del taladro esto es, taladrar sobre cada uno de las tapas y retirar los restos con cuidado utilizando unas pinzas. Dichos restos corresponderán a los pernos y muelles que iremos destrozando. Cuando todos hayan desaparecido, el gancho dejará de estar atrapado y lo podremos abrir con facilidad.

Otro método destructivo consiste en serrar el gancho empleando una sierra de metal. Si el diámetro del gancho no es demasiado grande también se puede emplear una cizalla para cortarlo y acceder al contenido de lo que guardaba. Este método funciona con todos los candados solo que en algunos costará más aplicarlo en caso de que el gancho sea grueso.

Aún existe otra manera, fácil de aplicar si el gancho es fino y alargado y el cuerpo del candado de latón. Consiste en introducir dos llaves fijas de parecido tamaño y relativamente grandes de manera que al hacer palanca entre ellas se romperá el candado por un extremo.

Método 2, conservas el candado:

Este método funciona con todos los candado. Necesitas una aguja imperdible – una aguja con un resorte – que cortaremos con unos alicates hasta dejar dos alambres largos unidos por un pequeño muelle.

Cerramos el muelle hasta que ambos alambres se toquen. Los introducimos por la abertura de la llave y soltamos. Esa presión hará que los muelles se contraigan al máximo, permitiendo introducir diversos elementos (destornillador, ganzúa etc).

Sin quitar la aguja imperdible introducimos con cuidado un destornillador de punta fina y plana. Intentamos hacer girar con el mismo el bombín hasta que se libera el gancho. Tal vez no funcione a la primera, pero si lo intentáis varias veces debería funcionar. También puede hacerse con ganzúas - se compran por Internet sin problemas - de manera que una vez tenemos el camino de entrada de la llave libre, podemos introducir las mismas para ir alineando los pernos.

Para aplicar este método se debe ser habilidoso y tener paciencia. La primera vez puede llevarte una hora o incluso más abrir un candado.



Candados de combinación

Los candados de combinación  cuentan con ruedas independientes marcadas con números. Cuando las giras para introducir el número que fijaste ya puedes liberar el gancho.

De esta manera no tienes que preocuparte por  perder la llave porque no la tienen. El problema ahora es cuando olvidas la combinación.

Hay varias maneras de abrir el candado sin conocer la combinación. La más lenta consiste es probar todas las posibles. En un candado de 3 ruedas, numeradas de 0 a 9, hay 1000 combinaciones distintas. En un candado de 4 ruedas ya estaríamos hablando de 10000 combinaciones. A no ser que no tengáis ninguna otra cosa que hacer, es un método muy lento.

Otro método que suele funcionar consiste en adivinar los números prestando atención a la resistencia mecánica que se genera cuando la rueda pasa por los pernos.

En primer lugar fijaremos todos los diales a cero. Simplemente es para partir de un mismo punto.

A continuación sujetaremos el candado por el gancho tirando hacia fuera, como si lo fuéramos a abrir. Manteniendo esta fuerza giraremos la primera rueda en sentido horario hasta que notemos una cierta resistencia. Anotamos el número en el cual se produce.

Volvemos a aplicar fuerza y giramos el segundo dial esta vez en sentido antihorario hasta que encontremos un número que ofrece cierta resistencia. Si la resistencia se encuentra entre el 7 y el 8, por ejemplo, siempre anotaremos el de valor más alto.

Con el tercer dial actuaremos igual. En algunos modelos va en sentido horario y en otros modelos en sentido antihorario. Probad ambos.

Supongamos que hemos obtenido el código 648. Giramos los diales de forma aleatoria y luego marcamos este código. Si el candado se abre perfecto, ya lo tenemos. Si no se abre podéis probar a sumar 5 al primer número.  Me diréis que 6 + 5 = 11. Ocurre que cuando hay que sumar 5 el número obtenido al medir la resistencia es más bajo, entre 0 y 4, así que no rebasaremos el límite de la escala.

Este método es el que se empleaba en las cajas fuertes antiguas. Si habéis visto alguna película veréis que el ladrón la auscultaba con un fonendoscopio. Pues bien, lo que buscaba era ese “clic” diferente cuando giraba la rueda de la combinación en uno u otro sentido.

Las aperturas "a la fuerza" de estos candados también funcionan, pero al ser de precio más elevado te lo sueles pensar varias veces antes de romper uno de ellos.




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