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El aire ocupa un espacio pero tú puedes eliminarlo: extractores de aire para viajar y almacenar

 


Un físico me explicó una vez que si se eliminaran todos los espacios que separan entre sí las moléculas así como los átomos y las partículas que conforman a estos,  el armazón de hierro de la torre Eiffel de París cabría perfectamente en la  palma de la mano. El único problema es que la miniatura tendría el mismo peso y eso, claro, nos dejaría la mano bastante dañada.



Que el aire existe y pesa y ocupa un espacio fue un concepto que a la Humanidad le costó asimilar. No resulta fácil razonar que sobre nuestro cuerpo tenemos kilómetros de aire que por muy poco denso que sea ejerce una fuerza relativamente aplastante sobre nosotros. Alguien se dio cuenta que cuando se hacía el vacio en un recipiente de repente parecía que un elefante invisible lo estaba pisoteando. El resultado de eliminar aquella substancia invisible era que otra sustancia invisible - de hecho la misma - se hacía visible, aplastándo al continente vacío.

El aire está en todas partes: en nuestras casas, en nuestros armarios, debajo de la cama. Agarramos una pequeña parte, el oxígeno, para respirar pero el resto, ¿para qué sirve? Aparte de para la tontería de que nuestras casas no queden aplastadas por la presión atmosférica, para poco más. En realidad es un engorro tener que lidiar con el mismo. 

Cuando una empresa llena un contenedor de transporte para poder exportar sus productos desearía llenarlo al máximo para así pagar menos por el flete. Hay programas informáticos que realizan cálculos precisos para que ni un requicio del container que viaja de Taiwan a los Estados Unidos esté vacío. Pero es inevitable. Cada días miles de contenedores van de lado a lado de este planeta y con ellos miles de metros cúbicos de aire taiwanés que aparecen de repente en un lugar desconocido. Las esquinas de las cajas, los embalajes mismos, todos son imperfecciones que permiten que el aire se cuele y viaje de gratis pero que aún así cueste dinero a todos los implicados. Es el polizón indeseado. Hasta un transporte de grano contiene aire. Cuando cargas en una bodega de un barco una caja y pones la etiqueta de que no se puede apilar nada encima de ella te cobran todo el aire que hay entre dicha caja y la cubierta del buque, como si fuera llena de cosas. Te cobran el aire, no hay más.

A nivel más de usuario el aire también es un problema. Viajamos low cost y las compañías aéreas, cada vez más parecidas a los barcos piratas de antaño, sonríen con avaricia al ver nuestras enormes maletas para las que tienen preparadas, con todo su amor, unas tarifas "especiales".  Nos venden viviendas tan pequeñas que debemos comprar ebooks para tener biblioteca y alquilar trasteros para poseer un armario ropero de verdad.

La ropa contiene entre un 20 y un 40% de aire. Sorpresa. Si has guardado en el trastero ocho cajas con ropa que te han ocupado un metro cúbico, que sepas que al menos el 20% es aire y te podrías haber ahorrado casi dos cajas.  Seguramente el trastero te podría haber salido mucho más barato. 

Si has cogido el tren de alta velocidad o un avión low cost con una minimaleta para que no te carguen ningún sobrecoste y por ello te has llevado ropa solo para la mitad del viaje, que sepas que podrías haber cargado toda la ropa que querías solo con que hubieras eliminado el aire.

Por no hablar del armario de tu casa, donde la ropa de invierno ocupa casi la totalidad del mismo cuando en realidad podría reducir el volumen que ha invadido de forma inútil durante el verano a casi la mitad.

Uno de los gadgets más curiosos que existe es una bomba de aire extractora que se suministra con diversas cantidades de bolsas de almacenaje.  Lo has adivinado: metes la ropa en dichas bolsas, extraes el aire con una bomba parecida a la que emplear para inflar el flotador de playa y de repente el volumen ocupado desciende drásticamente. Como puedes imaginar de repente tu diminuto armario parece más grande, en la maleta te cabe todo y así arruinas el negocio de aerolíneas y trenes de alta velocidad y el trastero lo puedes elegir mucho más pequeño.




El proceso de vaciado está claro viendo las imágenes de arriba pero, ¿y el de reventilación? (me acabo de inventar la palabra). Pues fácil. Abres la válvula y el aire, que es muy cuco, se infiltra enseguida para que todo vuelva a la normalidad. ¿Queda la ropa muy arrugada? Pues no. Si la introduces planchada y con cuidado, se recupera con bastante decencia estética. Hasta tu madre lo aprobaría.  El aire es inútil y metementodo pero no malvado.

Eso sí, si viajas acuérdate de llevar la bomba de vacío para volver a comprimir la ropa,  o lo que no has pagado en la ida lo pagarás a la vuelta.

El precio oscila según el número de bolsas, pero puede ir entre los 15 y los 25 euros.

aquí puedes ver un tipo suministrado por Amazon. 





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